El pensamiento está constituido por los conceptos, pero no conceptos aislados sino sistemas de conceptos, donde estos (los conceptos) se relacionan entre sí, por relaciones como la comunidad, es decir por aquellas características que hacen que sea posible formar un sistema ya sea en un orden vertical (árbol – eucalipto) u horizontal (eucalipto – sauce – guayacán).
En el caso de los niños y niñas, se asume que antes de la escolaridad, ellos construyen conceptos de carácter espontáneo y durante la escolaridad construyen conceptos de carácter científico o no espontáneos. Los niños y las niñas al ingresar a la escuela no son tablas rasas sobre las que se inscribirán los nuevos conocimientos. Estos conocimientos previos están presentes y condicionan las situaciones de aprendizaje. A pesar que su elaboración se encuentra en dos tiempos distintos y uno después de otro no implica que los conceptos espontáneos deban ser o sean sustituidos por los conceptos científicos.
El origen de estas concepciones previas o modelos mentales son un compendio producto de la interacción con los diferentes elementos del entorno en cuya exploración, el niño pone en juego una metodología que difiere sensiblemente de la del científico. Así por ejemplo, al constatar que no importa hacia dónde nos desplazamos o a la velocidad con que lo hagamos, siempre podemos ver la luna, los niños coinciden en opinar que “la luna nos persigue”. Los conceptos espontáneos o científicos implican de un proceso de consolidación o elaboración, es decir, de un desarrollo y de un proceso de instrucción, ya que estos no se asimilan ni se aprenden o se adquieren a través de la memoria, sino que se requiere una gran actividad de su propio pensamiento.
Algunos autores caracterizan el pensamiento de los niños en 4 modelos científicos que los niños y niñas elaboran del mundo que los rodea:
● Pensamiento dirigido a la percepción: Los niños tienden a basar inicialmente sus razonamientos en las características observables de una situación problemática.
● Enfoque centrado en el cambio: Esto indica que los niños y niñas tienden a centrarse en los estados de transición de un sistema más que en un equilibrio. Por ejemplo al razonar sobre el comportamiento de los fluidos, los niños tienden a considerar que la presión actúa únicamente en situaciones de desequilibrio, dejando de lado las situaciones presiones presentes durante las situaciones de equilibrio.
● Razonamiento causal lineal: Cuando los niños explican los cambios, su razonamiento tiende a seguir una secuencia de causa lineal en este sentido.
● Depende del contexto: Es imprescindible que el niño actúe sobre los objetos y las personas en el proceso de construcción de conocimientos y además que el lenguaje constituye una poderosa herramienta para la construcción y transmisión de significados sobre la realidad.
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